¿Qué es la hipocondría?
Como mencionamos en el artículo sobre ansiedad, existe una serie de problemáticas derivadas de la misma que han acuñado nombre propio, tanto por su amplia existencia y afectación en la sociedad, como por las limitaciones y malestar que conlleva. Este es el caso del “Trastorno de Ansiedad por Enfermedad” comúnmente conocido por todos como Hipocondría.
Como su nombre indica, se trata de una problemática psicólogica caracterizada por la creencia persistente de padecer una enfermedad grave, con un miedo obsesivo y fóbico a cualquier señal que así lo “sugiera”.
Como toda problemática con respecto a la salud emocional de las personas, se refleja en una serie de síntomas que dividiremos en tres planos (cognitivo, emocional/fisiológico y motor) y estrechamente relacionados entre sí, incluso generando de su combinación nuevos síntomas.
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Síntomas de la hipocondría
Teniendo en mente el núcleo de tal problemática, la sintomatología se organiza en torno a la confirmación del miedo nuclear “me pasa algo grave” y, en paralelo, a la confirmación de que “todo esté bien” desde el deseo irracional de que así sea, desde la añoranza de una calma plena. Con la ironía de que esa deseada confirmación de “todo está bien, todo va bien” nunca acaba de sentirse cierta y conlleva una búsqueda más activa y obsesiva de lo opuesto.
A nivel fisiológico y emocional
- Hiperactivación corporal (señales habituales de ansiedad como sudoración, taquicardia, nerviosismo…) ante cualquier tipo de contacto con información médica: desde un chequeo normativo, hasta un claro síntoma de enfermedad, en primera o tercera persona
- Encadenación de respuestas corporales, que cada vez tornan más incómodas, aversivas y generan un malestar creciente en la persona, relacionado con la interpretación que haces de las mismas: “noto que el corazón me va un poco más agitado de lo habitual, comienzo a pensar que me está <<dando algo>>, con lo que mi atención se focaliza en las señales sintiéndolas con más crudeza e interpretándolas como más peligrosas”
- Debido a la profunda relación entre el cerebro y el plano emocional con el aparato digestivo, dicha hiperactivación promueve sintomatología digestiva que “confirma” y acrecienta la creencia nuclear “tengo algo grave y no lo encuentran”
A nivel cognitivo
Desde el plano cognitivo, con relación a tus propios pensamientos:
- Interpretación catastrofista y siempre con significado respecto a la salud, de toda señal, cambio o estímulo vivido en el propio cuerpo
- Búsqueda constante de la relación o vínculo entre señales corporales e información sobre enfermedades, antecedentes propios, antecedentes familiares…
- Hiperalerta ante comentarios y relatos de otras personas sobre enfermedades o patologías ajenas, de nuevo en una búsqueda de relación con señales propias que “debas tomar en cuenta”
A nivel motor
Todo lo anterior tiende a “invitar” con fuerza a la persona, en el plano de la conducta motora, a hacer lo siguiente:
- Comprobaciones constantes sobre “si todo está bien” o confirmaciones de “algo va mal” que te permita ponerte en marcha, pueden ser: preguntas a otros de cómo te ven, chequeos en el espejo, fotografías comparativas de zonas del cuerpo, control de las constantes vitales, comparaciones con otras personas, poner a prueba información ajena con respecto a la salud y enfermedad en primera persona, búsquedas en google…
- Frecuentes visitas a especialistas que vayan descartando, y por ende, rebajando, el nivel de malestar emocional e inquietud
- Lo opuesto: evitación persistente a acudir a un especialista desde la sensación de incapacidad de enfrentarse a una mala y “más que probable” noticia diagnóstica
- Evitación de lugares, planes e incluso personas por la asociación catastrofista que hagas de las mismas a posibles enfermedades
- Temas de conversación recurrentes al respecto, derivando habitualmente en quejas o una posición más victimista, en la que por un motivo u otro algo negativo en esta área te está ocurriendo
Causas y origen de la hipocondría
Existen diferentes motivos que están de base, que influyen en tal sintomatología. No obstante, ninguno de dichos aspectos son causa única o directa de la sintomatología expuesta, se trata de su presencia combinada con diferentes variables, entre otras, el momento vital.
- Eventos vividos e historia de aprendizaje: haber experimentado eventos relacionados con la falta de salud (diagnósticos y enfermedades crónicas, graves) o su desenlace en la peor de las consecuencias, fallecimiento por enfermedad. Son situaciones que conllevan una reestructuración del ritmo de vida habitual, con el consiguiente impacto emocional. Si tal diagnóstico, alteración vital o impacto emocional no cuenta con los recursos y contexto adecuado para su aceptación y adaptación eficaz, puede generar un miedo patológico e hiperalerta a evitarlo por todos los medios
- Historia de aprendizaje familiar, en concreto, de miedos y patrones de relación con la salud adquiridos del contexto de referencia. Es habitual que una persona cuya relación con la salud y la enfermedad tiende a la obsesividad y reacciones fóbicas, tenga allegados o un contexto familiar en el que existen patrones similares, en ocasiones más sutiles (preocupaciones ocasionales y una frecuencia mayor a la habitual de peregrinación medica) o en claros cuadros diagnósticos. Con lo que existe un contexto de aprendizaje en el que las reacciones físicas se han relacionado de forma catastrófica y directa a faltas de salud, peligrosidad y alta emocionalidad perturbadora. Con escaso o nulo aprendizaje de una adecuada regulación de lo mismo.
- Características de personalidad como: tendencia a la ansiedad generalizada, personas más sumidas en la temerosidad, dificultades en la gestión emocional o poca tolerancia a la incertidumbre son algunos aspectos que pueden favorecer sintomatología hipocondriaca.
Tratamiento de la hipocondría
Su abordaje partirá de una completa evaluación que clarifique las variables tanto predisposionales en su origen como mantenedoras en la actualidad de la sintomatología hipocondriaca. A continuación y de forma general, se trabajarán las siguientes áreas:
- Psicoeducación: entrenamiento en un pleno autoconocimiento de tus respuestas tanto cognitivas, como emocionales y conductuales, y la relación y retroalimentación de las mismas
- Entrenamiento en estrategias de regulación de la hiperactivación fisiológica generadora de malestar
- Reestructuración de creencias cognitivas nucleares y catastrofistas, así como entrenamiento en generar interpretaciones mas ajustadas a la realidad
- Tolerancia a eventos privados, tanto pensamientos como sensaciones físicas, sin la necesaria puesta en marcha de mecanismos que te ayuden a invalidarlos o a calmar la “automática” sensación de que algo malo ocurre
- Exposición a convivir con sensaciones corporales sin llevar a cabo estrategias de comprobación ni física ni mental
- En su caso, abordaje de experiencias traumáticas generadoras de respuestas fóbicas a la enfermedad o posible ausencia de salud; donde podemos encontrar también duelos no elaborados
Patologías relacionadas con la hipocondría
Es común que las personas que sufren el Trastorno de Ansiedad por Enfermedad cursen, en mayor o menor medida, con otras problemáticas. Éstas en ocasiones pueden actuar como favorecedoras, como consecuencia o simplemente coexistir bajo un patrón similar. Entre las más habituales:
- Fobia a volar
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
- Depresión
- Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
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¿Existe la hipocondría en niños y adolescentes?
Efectivamente, los síntomas hipocondriacos son posibles desde edades muy tempranas, lo que tiene relación, principalmente, con dos de las posibles causas expuestas arriba: historia de aprendizaje familiar (aprender de forma vicaria a relacionarme con la salud y las sensaciones corporales de forma temerosa y catastrofista) y haber vivido eventos traumáticos en edades tempranas (la pérdida abrupta de un ser querido, la convivencia con una enfermedad grave y sus consecuencias…).
No obstante, el patrón en el que se manifiesta difiere en niños (en adolescentes es más similar al adulto) debido a su falta de autonomía y dependencia tanto emocional como física. Un niño no podrá acceder a la red en búsqueda de información, ni tendrá la capacidad de hacer complejas conexiones entre sintomatología propia, de terceros…
¿Cómo podemos distinguir la hipocondría en niños?
La forma en la que podemos distinguir este comienzo de relación patológica con el área de la salud y la enfermedad en niños es:
- Mostrarse hiper atentos y preguntar constantemente a sus figuras de referencia por su propio estado, frecuentemente proyectan el miedo en las figuras que más quieren: mamá, papá, los abuelos, el hermanito y la hermanita
- Respuestas muy temerosas en el contacto con especialistas de la salud; o lo contrario, constates manifestaciones de malestar e incansables peticiones de ir al médico
- Sobre atención a sensaciones físicas y de malestar que adquieren el protagonismo frente a un curso normativo de un día a día en el niño: jugar con otros niños, hacer las tareas, pasar tiempo con sus padres… De alguna forma, su malestar (bien sea realmente físico o emocional asociado al miedo) monopoliza los diferentes contextos
- Búsqueda de atención y cuidados con una frecuencia mayor a la habitual, buscando de la mano de ello la seguridad y la calma de que si algo ocurriera, están atendidos
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