
¿Qué es una fobia?
Se denomina fobia a todo tipo de miedo que obstaculiza la vida de una persona, en tanto que la intensidad del malestar que genera la presencia de aquello que se teme (una situación, un animal, un fenómeno meteorológico…) es desproporcional al mismo e irracional.
Cuando hacemos alusión al término irracional, es frecuente que la persona que lo padece exponga una serie de información o pruebas que validan la racionalidad y lógica de tal miedo. Lo cierto es que la complejidad de las fobias radica ahí: es un miedo lo suficientemente racional y lógico como para generar todo el cuadro sintomático existente, pero lo suficientemente improbable llevado al extremo de la anticipación que su peligro conlleva, como para que se salga de unos márgenes racionales.
Esta oscilación entre “racional o no”, “probable o no” es la que influirá (entre otras variables) en la relación con tal estímulo, la cronificación o puntualidad del miedo y la eficacia y fluidez a la hora de llevar a cabo el trabajo terapéutico.
Psicólogos expertos en tratamientos para fobias
Si quieres saber cómo podemos ayudarte, contáctanos y, cómo psicologos barcelona, resolveremos todas tus dudas.
¿Cómo saber si tienes una fobia?
Las fobias pertenecen al cuadro de los trastornos de ansiedad, por lo que los síntomas que generan son muy similares y se solapan a los de un cuadro de ansiedad.
La diferencia radica en que éstos se despiertan “ante todo y nada a la vez” cuando se debe a un trastorno de ansiedad de cualquier otro tipo, mientras que si se activan ante un estímulo en concreto y desaparecen con la desaparición del mismo, hablamos de una fobia.
No obstante, se expone a continuación los síntomas en las tres áreas en las que puedes experimentarlos, recuerda: siempre en contacto directo con el estímulo o anticipando el contacto, con lo que mentalmente ya estas exponiéndote al mismo.


Síntomas fisiológicos de las fobias
- Taquicardia
- Sudoración
- Hormigueo en extremidades
- Hiperventilación y sensación de falta de aire
- Sequedad en la boca y labios
- Mareo

Síntomas cognitivos de las fobias
- Anticipaciones de lo horrible que puede ser
- Pensamientos de la peligrosidad (física o psicológica) de tal momento
- Pensamientos relativos a criterios “objetivos”, datos que confirmen el peligro
- Búsqueda de pensamientos o motivos de calma
- Una vez fuera de tu alcance, juzgas lo inapropiado de tu reacción

Síntomas a nivel motor de las fobias
- Evitas cualquier contacto con el estímulo fóbico
- Escapas de cualquier lugar o situación que inesperadamente te traiga el estímulo
- Ante la inevitable presencia del mismo, cuentas con rituales que te generan “calma y seguridad”
- Organizas tu día o actividades en relación a la posible aparición del estímulo
- Buscas de forma compulsiva información y datos que avalen el peligro sentido o, por el contrario, que te generen calma
Los síntomas expuestos arriba son los vividos inmediatamente antes o durante la exposición fóbica, que principalmente se caracterizan y resumen en un malestar muy intenso. No obstante, los síntomas realmente problemáticos y patológicos son los que se sufre a medio o largo plazo y debido a la cronificación de una fobia cada vez más y más limitante. Si interconectamos las vivencias expuestas arriba y las consecuencias a medio y largo plazo el resultado simplificado sería:
- Presencia o anticipación de la presencia del estímulo 🡪“lavadora mental”en lo que respecta a todo lo malo que ocurrirá o puede llegar a ocurrir.
- Sensaciones físicas de malestar que aumentan por momentos 🡪 Evitación directa de tal vivencia o evitación indirecta mediante el uso de algún ritual
- Ejemplo para entender esto: decirme en bucle una frase de calma, entretenerme en otra tarea mental sin ajuste alguno a lo que se va a vivir…) o sustancia (un ansiolítico, una copa de vino…)que disminuya la experiencia de malestar
Esto provoca que la fobia esté cada vez más cronificada, con los parámetros de intensidad y duración emocional amplificados y con un notable deterioro de otras áreas vitales (dejo de hacer viajes que impliquen volar, no me hago chequeos pertinentes de salud para no sacarme sangre u organizo mis fines de semana siempre y cuando no haya tormenta, en las estaciones y en los lugares donde la probabilidad de éstas sea nula).
La cronificación y la intensidad de la misma se debe a la ausencia de experiencias completas vividas ante la presencia del estímulo, con lo que no logras aprender, tu cuerpo no tiene opciones de aprender que, finalmente, nada de lo anticipado ocurre y que ese estímulo no conlleva peligro alguno.
¿Qué tipos de fobias existen?
Lo cierto es que el nombre técnico a nivel clínico es “Fobias específicas” y, tal y como indica dicha nomenclatura, hay casi tantas fobias como cosas, situaciones o fenómenos nos encontremos. Algo curioso al respecto es la continua aparición de nuevas fobias, actualizándose el repertorio a medida que la vida y el mundo avanza en direcciones determinadas.
Vamos a exponer aquí los tipos de fobia más comunes, incluyendo las más actuales y otras, quizás menos comunes pero con una amplia afectación y que a veces pasamos por alto que puedan darse:
- Hematofobia o fobia a la sangre y a las agujas
- Astrafobia o fobia a las tormentas, rayos, truenos y relámpagos
- Aracnofobia o fobia a las arañas
- Aerofobia o fobia a los aviones y a volar
- Emetofobia o fobia al vomito
- Agorafobia o fobia a los espacios abiertos, lugares públicos o tendentes a la multitud
- Claustrofobia o fobia a los espacios cerrados
- Fobia social, a aquellas situaciones publicas donde exponerse al juicio de terceros
- Fomo o fobia a perderse experiencias atractivas o no estar presente en todo y con todos
- Amaxofobia o fobia a conducir
- Fobia al compromiso o temor a mantener una relación a largo plazo y con responsabilidades
- Acrofobia o miedo a las alturas
- Zoofobia o fobia a los animales, a uno especifico o en su generalidad
- Colombofobia o fobia a las palomas

¿Por qué y cómo se genera una fobia?
Inicialmente existen diferentes vías de adquisición de un miedo intenso a un estímulo concreto

Experiencias traumáticas directas
La vivencia de un acontecimiento desagradable vivido con gran intensidad emocional (por ejemplo, sufrir importantes turbulencias en un vuelo) o la exposición repetida a un acontecimiento aversivo de menor carga emocional (por ejemplo, quedarme varias veces encerrado en el ascensor unos minutos) genera un aprendizaje generalizado en el que se asocia que esa situación, fenómeno o estímulo siempre conllevará la aparición de unas consecuencias emocionales tan desagradables.
Esta vía es la que se produce en otro tipo de trastorno emocional, el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).

Aprendizaje vicario u observacional
Vivir continuadamente las crisis de una persona con una fobia específica puede acabar por generar en primera persona las mismas reacciones emocionales al mismo estímulo. Esto ocurre por la exposición tan desagradable que supone ver el sufrimiento en otra persona, y más aún, si es considerada persona de referencia (los familiares directos en la infancia y adolescencia) y la fiabilidad que dicha persona nos ofrece: “si mi padre sufre tanto al montar en un avión, y mi madre organiza la casa como un bunker cuando hay tormenta, claramente significa que los aviones y las tormentas son altamente peligrosos”.
Es muy frecuente este aprendizaje en la hipocondría, con un miedo desorbitado e irracional a la enfermedad física y/o mental.

Estímulos condicionados socialmente
Las serpientes, las agujas, los dentistas… son estímulos que socialmente y sin ninguna experiencia aversiva directa o indirecta, son asumidos con desagrado. La combinación de esta generalidad social y otras variables como tener una personalidad más aprensiva, más tendente a síntomas ansiosos o estar en un momento concreto de mucho estrés y activación fisiológica puede derivar en un cuadro fóbico.

Historia de aprendizaje vital
La propia historia de aprendizaje en áreas más personales y la tendencia cognitiva con la que tiendo a percibir al otro, al mundo y a mí mismo, es fundamental a la hora de desarrollar fobias relacionadas con la interacción social. Si he crecido en un entorno muy dañino, es fácil que asuma una asociación entre el vínculo más cercano y el malestar más intenso o, puedo asumir que los demás tienden a hacer daño y debo estar alerta y, por si acaso, guardando las distancias.
Es el caso de la fobia al compromiso, la fobia social e incluso otros cuadros clínicos como el síndrome del impostor.
En cuanto a la cronificación de dichos miedos intensos en fobias específicas, las variables de mantenimiento se deben al proceso explicado en párrafos anteriores de huida y evitación del malestar.
Tratamiento para las fobias
El tratamiento de las fobias específicas va a depender tanto de la hipótesis de origen con la que nos encontremos, como de la relación actual con la misma y su mantenimiento. Con ello, una evaluación concreta de la historia de desarrollo y relación, de los intentos de superación previos, así como los recursos existentes (más y menos útiles), determinará la intervención posterior.
De forma generalizada, la intervención deberá incluir una reestructuración de determinadas creencias catastrofistas y el entrenamiento en tolerancia y aceptación a otros pensamientos desagradables mientras la persona sigue focalizada en el objetivo con más valor que le ha llevado ante el estímulo fóbico. Algo así como tolerar y pagar el peaje de la mejor forma posible, antes de llegar a destino.
Incluirá además estrategias de reducción de activación fisiológica, diferentes recursos o técnicas que me permitan exponerme con un nivel de malestar interno inicial 6 sobre 10 versus un nivel de malestar 10 sobre 10.
Por supuesto y como eje central del tratamiento, exposición gradual y jerarquizada al motivo de la fobia. A mayor número de exposiciones completas, mayor probabilidad de adquisición de una relación neutral con el mismo: “no ha pasado nada con lo que esto no es peligroso, esto no es horrible”.
El EMDR será una técnica de gran ayuda tanto en la preparatoria de la exposición en vivo, como en estadios previos: tanto en la exposición en imaginación como la elaboración y sanación de las experiencias traumáticas presentes en el origen.

Fobias en niños y adolescentes
Las fobias infantiles y adolescentes son igual de posibles y frecuentes que en la edad adulta. La diferencia radica en que en estadios tan tempranos del desarrollo, el tratamiento tiende a ser más fluido por la existencia de unos tiempos mucho menores de cronificación y relación disfuncional con los estímulos fóbicos.

Fobias comunes en niños
- Fobia social
- Aracnofobia o fobia a las arañas
- Cinofobia o fobia a los perros
- Fobia a las tormentas
- Nictofobia o fobia a la oscuridad
- Fobia escolar
Esta última requerirá una evaluación aún más precisa. Es muy frecuente la confusión entre una fobia escolar y la existencia de otro cuadro clínico como es la ansiedad por separación.
El tratamiento será el mismo que en los adultos, con la diferencia de que cada uno de los pasos se desarrollará mediante dinámicas y juegos atractivos para el menor, adaptados no sólo a su edad si no a sus propios intereses.
Descubre las opiniones de nuestros clientes
Savea Psicologia en los medios de comunicación







HABLEMOS
Si deseas iniciar un proceso terapéutico, pero no tienes muy claro en qué consiste o tienes algunas dudas al respecto, simplemente indícanos el motivo de tu consulta y nos pondremos en contacto contigo. Sin ningún compromiso, te ayudaremos a aclarar las cuestiones relativas al mismo.
Si lo que prefieres es concertar una cita lo antes posible, por favor completa el formulario que encontrarás aquí y te responderemos en un plazo de 24 horas laborables.
Podemos dar este primer paso en dos modalidades:
Si quieres coger una cita tienes la opción de hacerlo a través de WhatsApp: