¿Qué es un trauma?
La RAE define un trauma como “un choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente” o “una emoción o impresión negativa, fuerte y duradera”.
De forma simplificada, eso es un trauma. Desde una perspectiva clínica y abordándolo en profundidad, para que un acontecimiento de gran impacto emocional sea considerado trauma, ha de recoger una serie de características.
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¿Cómo se crea un trauma?
Lo cierto es que todos, en un momento vital u otro, hemos recibido impactos emocionales fuertes e inesperados: desde un accidente de tráfico, pasando por el descubrimiento de una deslealtad o infidelidad de la forma menos esperada, hasta el diagnóstico de una enfermedad grave e incluso letal (propia o en terceros), entre otras muchas vivencias de este tipo. En sí mismo un acontecimiento vital estresante no conlleva de forma inevitable un trauma.
Un acontecimiento de tales dimensiones es recibido por el cerebro con una carga tan grande de malestar que, con el fin de protegernos de tal sobrecarga, esta información y las emociones asociadas son “congeladas”, “aisladas” o, en términos técnicos, disociadas. El cerebro las mantiene aisladas del resto de información y del plano de la consciencia, de modo que hagan el menor daño consciente posible.
Entonces, ¿qué es un trauma?
Un trauma psicológico es la herida emocional que no ha tenido un lugar o unas circunstancias apropiadas para su integración, elaboración y sanación, con lo que el contenido disociado (apartado o congelado) de tal acontecimiento mantiene una serie de secuelas futuras similares y conectadas a la reacción inicial (tanto del malestar como de la defensa puesta en marcha), en el momento en que tal daño se produjo.
Estas secuelas son las que a día de hoy aparecen como síntomas. Lo que hoy nos perjudica, daña y obstaculiza.
Síntomas del trauma, ¿cómo sé si sufro de un trauma emocional?
Los indicadores de la presencia de un trauma psicológico se organizan en las tres formas de respuesta que tiene una persona: emocional o fisiológica, cognitiva y conductual. Algunos de los elementos que pueden indicar que estás sufriendo por un trauma no resuelto son los siguientes:
Síntomas emocionales o fisiológicos
- Sientes un desasosiego o reacciones corporales extremas y difícilmente explicables por las vivencias del presente
- Tienes dificultades en el sueño
- Sufres pesadillas repetitivas en torno a un tipo de contenido concreto
- Sientes las emociones desagradables con mucha más frecuencia e intensidad de lo normal, como la vergüenza, la culpa o el miedo
- Vives con un miedo obstaculizante ante determinadas situaciones, personas o relaciones, lo que te impide avanzar con naturalidad
- Tienes síntomas físicos que no se explican por una enfermedad (dolores de cabeza, tensión muscular, lesiones en la piel…)
Síntomas cognitivos
- Mantienes firmes e irrefutables creencias negativas ligadas a uno mismo, a otros y al mundo en general, entre otras: “no soy suficiente”, “no tengo el control”, “estoy en peligro” o “no puedo confiar en nadie”
- Te cuesta concentrarte o mantener unos niveles óptimos de atención focalizada
- Analizas todas las situaciones pasadas y presentes bajo un mismo filtro, de forma que siempre acabes saliendo perjudicado y encontrando un daño
Síntomas motores
- Tiendes a evitar un tipo concreto de situaciones por miedo o por el malestar que te despiertan y que no ocurre así en otras personas
- Boicoteas o vives con un peligro constante las relaciones con otras personas, tanto de amor como de amistad
- Sufres algún tipo de adicción, bien sea a sustancias (alcohol, drogas…) o conductuales (compras, trabajo, conductas sexuales…)
- Reaccionas con hostilidad desmesurada ante comentarios o momentos de menor gravedad
¿Existen diferentes tipos de trauma?
Dentro de la categoría de heridas traumáticas, encontramos dos tipos principales:
«T» o «t»
Los trauma con T mayúscula hacen referencia a aquellos en los que el evento traumático atenta directamente contra la integridad física, contra la vida de una persona. Pueden ser vividos en primera persona o en un tercero (un accidente de coche, un atraco a mano armada, un abuso sexual por parte de un desconocido…)
Mientras que los trauma con t minúscula se refieren a las vivencias estresantes o de alto impacto emocional aversivo asociadas a conductas en la relación o el vínculo con otras figuras de referencia. Están directamente conectadas al tipo de cuidado, negligencia o abuso, y su desarrollo comienza principalmente en la infancia (abuso sexual de un familiar o persona cercana, maltrato psicológico o físico por algún cuidador, abandono de las necesidades básicas y emocionales de un niño…)
Son los también denominados “traumas de apego”.
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Clasificación tipos de traumas
Tras esta clasificación inicial, podemos seguir enmarcándolos en:
- Trauma único (una única exposición) o repetido (diferentes exposiciones bien sean en una tramo vital o a lo largo de la vida de la persona)
- Interpersonales (provocados por otro ser humano) o naturales (no causados por el ser humano)
Principales patologías asociadas al trauma
El trauma en sí mismo puede dar lugar a diagnósticos con éste como el núcleo del malestar y, por ende, de tratamiento. En este caso nos encontramos con patologías concretas como:
Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT)
Se trata de las reacciones emocionales, cognitivas y conductuales perturbadoras que se desarrollan tras la vivencia de un episodio con alta carga de contenido estresante y desagradable. Todas estas reacciones tienen que ver única y exclusivamente con el hecho en concreto y han comenzado de forma evidente tras la vivencia del mismo, bien sea en primera persona o como observador.
Trastornos Disociativos (TD)
Se trata aquellas patologías en las que se produce una alteración, desconexión y/o falta de continuidad y relación entre aspectos nucleares de una persona, como es su propia personalidad, recuerdos, conciencia y percepción de la realidad. Entre ellos distinguimos:
Trastorno de Identidad Disociativo (TID)
Existencia de dos o más estados del yo o identidades que conviven y que están desconectadas entre sí, llevándonos cada una a formas de pensar, sentir y actuar desconectadas y en direcciones incompatibles u opuestas.
Trastorno de Desrealización y/o Despersonalización
Predomina la sensación de irrealidad, desconexión y extrañeza con el entorno y lo que te rodea; o con los eventos propios (como pensamientos y emociones) y uno mismo, respectivamente.
Amnesia Disociativa
Existencia de lagunas de memoria de episodios concretos o de extensos tramos vitales.
Otros cuadros relacionados con el trauma
Sin embargo, una herida traumática puede estar de fondo en multitud de cuadros clínicos cuyo núcleo no es el mismo, si no que la herida traumática puede encontrarse tanto en el inicio (dando comienzo a una serie de síntomas de otras patologías), o en el desarrollo (en paralelo a otros trastornos emocionales, añadiendo malestar y dificultades en vías paralelas e independientes).
Entre las patologías o síntomas más comunes con las que puede convivir, de las que puede nutrirse, o a las que puede conducir un trauma encontramos:
- Fobias
- Ansiedad
- Depresión
- TOC
- Dependencia emocional
- Aislamiento social
- Miedo al compromiso
- Hipersexualización
- Problemas de ira
- Exposición reiterada al peligro
Tratamiento para el trauma
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El tratamiento se ajustará al análisis previo y personalizado de una serie de cuestiones, entre otras: si se trata de una trauma único y asilado, o de vivencia cronificada en el tiempo; si dichas experiencias quedaron en el pasado o siguen sufriéndose en el presente; la edad de exposición al mismo, siendo en la infancia y adolescencia donde nuestra personalidad aún está creándose, o en la vida adulta con un yo definido.
A su vez, se hará una exploración en profundidad de los recursos que se desarrollaron como protección ante el mismo, tanto en primera persona como de terceros que abogaron por que la persona en cuestión sufriera el menor impacto posible.
En relación a todo lo anterior y al tipo de sintomatología actual, se adaptará la intervención en tres grandes fases u objetivos:
- Psicoeducación y profundo autoconocimiento. Ayudándote a darle sentido e interconectando las diferentes variables entre sí de forma que logres entender el origen, el mantenimiento y la forma o vías de escape del daño: las consecuencias y sintomas pasados y actuales
- Refuerzo de las estrategias y recursos defensivos saludables e instalación de otros nuevos y favorecedores, dándote una mayor sensación de capacidad y fuerza para el posterior abordaje del daño y para un día a día conectado aún a sintomatología traumática
- Abordaje de la herida o contenido traumático en sí mismo, favoreciendo su sanación e integración en un yo y una historia con coherencia, conexión y continuidad.
Todo lo anterior será abordado de forma integral desde diferentes corrientes terapéuticas, aportando el mayor número de recursos de sanación y reaprendizaje posibles. No obstante, el groso de la intervención se apoyará en la terapia EMDR, técnica pionera y especializada en el tratamiento del trauma.
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